La animación vocacional es un compromiso que nos atañe a todos como bautizados, pues Dios, en su infinita misericordia sigue llamando a hombres y mujeres a darlo todo por Él y la construcción de su proyecto, hombres y mujeres valientes que donando su vida acogen con alegría y gratitud los votos de obediencia, castidad y pobreza, y optanto por el Servicio al Evangelio son signo de esperanza y presencia del Señor en nuestra realidad.
En la actualidad nuestra iglesia acompaña las retadoras situaciones de vida que este tiempo ha traido, conocemos las situaciones de soledad, vulnerabilidad, enfermedad, dolor, abandono que nuestra sociedad padece y ante las cuales no podemos estar indiferentes, un servicio con generosidad y amor, inspirado en Jesús Buen Samaritano que sale al encuentro de quien sufre.
Ante esta compleja y retadora realidad se necesitan muchas manos, no solo para seguir ayudando, sino para acompañar a quienes en lo profundo de su corazón sienten que Dios los mueve a una busquéda que va más alla de lo material, una búsqueda que trasciende los estandares de éxito y que mueve el corazón a un encuentro profundo y transformador con Él, en palabras de San Agustín: